Como de costumbre cuando voy a tocar temas que apuntan hacia lo religioso o espiritual hago la salvedad que lo que escribo aplica para los profesantes de la fe cristiana, no obstante todos son bienvenidos a mi blog no importando la fe que profesen.
Aclaro también, que estoy alejado de ese fanatismo religioso que condena a todos al infierno por la interpretación de algunos de las Sagradas Escrituras, sin embargo las bases de la fe cristiana no son negociables para mi, así que hoy quiero hablar de un tema muy sensible, pero que últimamente me ha causado mucha preocupación toda vez que los “cristianos” hemos permitido que sutilmente los principios de nuestra fe se vean afectados por costumbres y prácticas anticristianas, pero sobretodo antibiblicas.
Se que voy a herir susceptibilidades y lo siento!. Al final es usted quien tiene la ultima palabra, así que solo quiero que lea este artículo de principio a fin y saque sus propias conclusiones.
Si Dios existe, entonces hay reglas para aquellos que creemos en su existencia y profesamos nuestra fe en Jesús. Pero si por el contrario Dios no existe, entonces tampoco hay reglas o mandamientos que cumplir. Digo esto porque hoy día es más fácil acomodarnos a la idea que podemos tener a Dios pero sin reglas ni mucho menos someternos a sus preceptos.
El asunto es que para aquellos que profesamos la fe cristiana, Dios, o por lo menos el Dios de la Biblia, no es un producto de la mente humana, por lo tanto nuestra opinión de Dios o lo que creamos que es, no cambia su naturaleza como Dios.
Así las cosas, y ahondando en el tema central de este artículo, me he preguntado: ¿Es Facebook una puerta abierta al más allá?
Para nadie es un secreto que los seres humanos somos seres de sentimientos, y cuando un ser querido muere algunas veces esa pérdida es irreparable, y lo es tanto, que algunas personas jamás superan la muerte de ese ser querido y buscan por todos lo medios mantener una conexión con sus seres queridos muertos “hablando con ellos” en voz alta o en sus pensamientos o sueños, visitando su tumba, y ahora “enviandoles mensajes por Facebook” como si pudieran leerlos.
Se, que en este punto ya no querrá seguir leyendo, y posiblemente se sentirá ofendido, pero como le dije al comienzo, si usted es cristiano por favor termine de leer.
No soy insensible al dolor de la muerte de un ser querido, de hecho hace algunos años mi abuela paterna a quien amé como a amo a mi madre, murió y se lo que se siente.
Pero, amén de todo el dolor, Dios es contundente con algunos asuntos referente a esas personas que partieron y ya no están entre nosotros.
“…que nadie haga conjuros, consulte a espíritus y espectros, o evoque a los muertos.” – Deuteronomio 18:11 – La Palabra (España) (BLP)
Quiero invitarle a pensar en esto: hablar con la lápida de alguien en un cementerio, hablar con alguien fallecido en voz alta o en el pensamiento no garantiza que lo escuche. Entonces cree usted que si escribe algo en Facebook, estado de WhatsApp o Instagram, su ser querido fallecido lo leerá?
Cuando escribimos para alguien en Facebook o cualquier otra red social, esperamos por lo menos un “Me Gusta” o confiamos en que esa persona leerá nuestro mensaje o estado.
Disculpeme, una persona muerta no puede devolverle el mensaje.
Escribirle a un muerto en redes sociales pareciera inocuo, pero aunque usted no lo crea usted tiene afectada la comprensión o aceptación de la muerte y sin querer ha entrado a un terreno farragoso. Con ello no quiero decir que no sintamos dolor, el asunto es que como seres sociales y relacionales debemos entender que la relación con esa persona fallecida ha cambiado – (ha terminado), y no signfica eso que tengamos que olvidar, pues siempre tenemos la tendencia de volver a los mejores recuerdos, pero una cosa es recordar y otra cosa es creer que podemos decirle cosas (comunicarnos) a los que ya partieron.
Puedo entender que el dolor es complejo y sus manifestaciones varían ampliamente de una persona a otra, y aunque no soy psicólogo, a lo largo de los años he podido observar que muchas personas le escriben a sus muertos en Facebook para sentirse en paz consigo mismos, intentando decirles lo que en vida no pudieron o no tuvieron tiempo de hacer.
Aunque quizá esta sea una forma de canalizar el dolor, la pena o la culpa, lo cierto es que es difícil negar el papel que juegan las redes sociales durante las dificultades emocionales y el dolor, y cómo esto nos lleva incluso a dejar de lado nuestras creencias y nuestra fe.
Por todo lo anterior, si usted es profesante de la fe cristiana y sin darse cuenta, por el dolor que siente o por cualquier otra razón, usted ha caído en la tentación de “hablar con sus muertos” debo decirle que ha abierto una puerta al más allá que debe cerrar.
“No le den oportunidad al diablo.” – Efesios 4:27 Dios Habla Hoy (DHH)
Concluyo pensando en una tarea que realizo a diario en casa, y es revisar que todas las puertas estén cerradas y aseguradas antes de irme a la cama. Es una tarea casi automática, ya está programada en mi mente y sin pensarlo lo hago, pero a veces me levanto por la mañana y me doy cuenta que la noche anterior no hice bien la tarea y una de las puertas quedó sin seguridad, exponiendo mi casa al ingreso de personas no deseadas.
Esto me lleva a pensar que una “puerta abierta” es exactamente lo que el diablo busca en nosotros y siempre intentará encontrar una manera de entrar en nuestras vidas y destruirnos.
Espero tus comentarios.