
No tengo la menor duda que en este preciso momento muchas personas en el mundo están siendo afectadas directa o indirectamente por la pandemia del Coronavirus o COVID-19, ya sea fìsica, psicológica, espiritual o económicamente.
Me motiva escribir sobre este tema el hecho que la mayor incertidumbre y ansiedad en torno a este virus llega justo cuando entramos en la temporada de Semana Santa o Cuaresma, una época en la cual los profesantes de la fe cristiana estamos llamados a prestar más atención nuestra relación y profunda necesidad de Dios.